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Martha Gellhorn en Finca Vigía

La relación sentimental de Hemingway, con la que sería su tercera esposa, la también periodista y escritora Martha Gellhorn, ha sido trabaja con gran intensidad por muchos de los  mejores connosieurs de la biografía hemingwayana. Ernest Hemingway y Martha Gellhorn. Una reciente incursión por uno de esos admirables estudios: The Hemingway Women de una voz  tan bien autorizada en el tema como la de la norteamericana Bernice Kert, nos permite esta proximidad a la presencia cubana de Martha durante su breve matrimonio con Papa en su casa de Finca Vigía. La primera visita de Martha a la Habana sucedió en abril de 1939. Por entonces Hemingway dedicaba cinco y seis horas diarias a la que sería su novela estrella: Por Quién Doblan las Campanas, la inmejorable crónica novelada de su permanencia junto a las tropas republicanas, y junto a Martha, en los afanes de la Guerra Civil Española. Los detalles más sugerentes de esa primaria y no permanente estadía e la capital cubana la recreamos desde

Un Hemingway ciclonero

El término con que calificamos al genial escritor norteamericano no pudo serle extraño a aquel Hemingway afincado en Cuba por dos décadas, porque en nuestra variante léxica más popular, definiría a alguien motivado por las circunstancias, trayectorias y demás consecuencias del paso de los muy bien conocidos ciclones tropicales por esta isleña porción cubensis ; y aunque suene novedosos para algunos, Hemingway adquirió entre nosotros tal condición.ç Lo prueba Norberto Fuentes en su afamado Hemingway en Cuba , ese tratado ciertamente revelador de la vida y milagros de nuestro celebrado Papa en su sui generis estancia cubana de Finca Vigía, el cuartel de invierno de sus peripecias literarias y también mundanas, si acaso unas y otras no fueran siempre equivalentes y concomitantes.  Allí, entre su papelería, la que quedó a su salida sin retorno en 1960, Fuentes hubo de localizar, en los afanes pesquisatorios para su libro, verdadera fuente primigenia para los investigadores del lado  

Hemingway, Gutiérrez y Russell pescadores en la Corriente

La Habana, y sus inevitables coordenadas hemingwayanas desde comienzos de la década del treinta, en razón inevitable de la pesca de agujas, es nuevamente el setting predilecto para este relato desconocido hasta muy poco en el corpus   literario del mismo Hemingway, esta vez narrador y alter ego de una acción piscatoria que preludia en su contenido,   a su magistral noveleta   El Viejo y el Mar . Photo illustration by Ben Giles  (https://www.newyorker.com/magazine/2020/06/08/pursuit-as-happiness) El relato, un manuscrito, descubierto recientemente por su nieto Sean Hemingway, [1]  en la todavía inabarcable papelería  que se atesora en la Biblioteca y Museo John F. Kennedy de Bostón, depositaria de su legado literario, fue publicada en el New Yorker  [2] , bajo el título de  Pursuit as Happiness ( Persecusión como Felicidad ), que repite el de una sección del libro Las Verdes Colinas de Africa . [3]   La historia, totalmente autobiográfica, tiene unas inevitables coincidencias de